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viernes, 6 de noviembre de 2009

Graciela Iturbide - Fotografias (1969-2008)

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En esta ocasión nos disponemos a comentar el Trabajo de Graciela Iturbide (México, 1942), el cual se muestra en el Centro José Guerrero de la Diputación de Granada. Esta exposición retrospectiva, repasa su trayectoria bajo la organización de la Fundación Mapfre, a través de 180 imágenes llenas de símbolos, vida y muerte, fuerza y sensibilidad.

Desde un punto de vista general la obra de la fotógrafa mejicana nos muestra diferentes aspectos de su personalidad así como de su sensivilidad artística. Podríamos decir que su trabajo es una mezcla de "intervención fotográfica" y "documentación de viaje" desde un ojo simbolista y poético.

En sus fotografías podemos ver paisajes desolados en el sur de los EE.UU. referencias a el paso del hombre, lugares des habitados que la autora nos muestra desde su poética visión como el un retrato, como un relato de aquel que ya no está.

Así como fotos mas cotidianas de su paso por la India en las que nos muestra la belleza de lo mundano. Cave destacar la continuada aparición de los pájaros en sus fotografías como símbolo permanente.


Su estilo personal auna todas las fotografías sin importar la temática que sostengan. Haciendo especial incapie en el retrato nos muestra el reflejo de la sociedad mejicana. Un pueblo que conserva sus raíces indígenas, disfruta de su cultura y respeta fielmente su religión. Retratos de Gente cercana, gente de mercado, gente mundana, gente sin ningún carácter especial pero que a su vez denota familiaridad, cercanía, e incluso algo de comedia. Un escenario crudo y bello en el que la muerte tiene un amargo papel de co-protagonista, dentro de este teatral lugar.

En esta misma linea Graciela utiliza la documentación fotográfica para plasmar ese sentimiento sobre las pilas de animales utilizados para el sacrificio en estas fiestas de un pueblo con unas violentas raíces de colonización.

Encargada de fotografiar la casa museo de Frida Khlo, interviene personalmente utilizando enseres y lugares específicos que la autora utilizaba, denotando otra vez esa forma de retratar el vacio, esa forma de que la muerte impregnada en los objetos del difunto, cuente la historia de como fue su vida.

Ya solo me queda decir que, en general, he disfrutado mucho con esta interesante exposición, no conocía a la autora previamente, pero tengo de decir que he recibido una gratificante sorpresa. Así que recomiendo a todos los visitantes de mi blog que visiten la susodicha exposición que permanecerá en el Centro José Guerrero hasta el próximo domingo 8 de noviembre.

Un cordial saludo.

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